sábado, 14 de mayo de 2016

Mi primera Blythe

La primera muñeca en la vida de una niña es muy importante, y yo como

muchas otras mujeres que conozco tengo un espíritu de niña.
Mi primera Blythe llegó hace cinco años desde Malasia, la trajo mi hermano Bernardo de regalo. En realidad le había insistido tanto que si iba al oriente me buscara una Blythe, que cuando salió del hotel y miró hacia el frente, no pudo ignorar la hermosa y llamativa tienda de muñecas. Se acercó y vio por doquier cientos de muñecas de colección. Cuál de todas ellas era mi Blythe. Él no podía saberlo, así que tomó muchas fotos para que yo eligiera esa especial que deseaba tener.

Y así fue que la marqué del sitio web de la tienda al otro lado del mundo y la elegí por su lindo y largo cabello castaño rojizo una Pow Wow Poncho original, de los modelos más antiguos, de cara brillante y ojos tristes que miraban al suelo.

Y ahí comenzó mi historia con las muñecas Blythe. Luego de unos seis meses con la visita de mi hermano llegó por fin la muñequita a Chile y la llamé Maillen, comencé a hacerle ropa tejida y a fotografiarla y me integré en el grupo nacional de coleccionistas "Cabezonas Chile" e intercambiar regalos, ideas y aprender todo lo que podía hacer con la little doll made in China.




Hice su blogs propio donde contar su historia, modificaciones, ropas y todo aquello de interés para compartir con quien quiera lo que he aprendido.

Primero ropitas feas y poco proporcionales.

A ropitas lindas y entalladas y ya con ganas de intercambiar regalos.

Hice colecciones de muebles.

Ropas combinadas conmigo.

Sesiones fotográficas por el mundo.

Colecciones de ropa hecha en casa para intercambiar.

Luego llegó la hermanita también de Malasia, a la que le puse como nombre Ailin una Takara Kiss Me True de pelo gris casi blanco y de chasquilla que actualmente tiene vida de muñeca normal en mano de mi hija de cuatro años, quien aprende a cuidar y vestir a una muñeca de colección.

Mientras Maillen, la primera sufrió una serie de cambios, de ojos, pestañas y luego con el nacimiento de mi segunda hija se fue a su caja por más de un año.

Un día de este año sucedió algo inesperado y maravilloso, una amiga coleccionista me ofreció customizar el rostro de Maillen, y de ser una muñeca sin vida, tuvo su oportunidad de ser única.

Luego llegó una tercera muñeca que compré a mi amiga Fran, para jugar con mis hijas.

Y así sigue escribiéndose la historia de las muñecas y sus vidas plásticas.






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